El Carnaval es la primera gran fiesta del año, después de ese receso invernal en la que el mundo natural duerme bajo una capa de nieve; el sol comienza a salir más temprano y los días se hacen más largos, el carnaval es la primera sacudida para regresar el verdor y la luz al mundo. Sin importar en qué lugar del mundo estés, hay ciertos elementos comunes. La música, los colores, la alegría, el desborde de energía.
En sus orígenes paganos, el carnaval era la última fiesta del invierno o, desde otro punto de vista, la primera de la primavera. Es el momento de consumir las últimas reservas de comida de invierno, a punto de caducar, para tomar fuerzas hasta la llegada de la primavera en marzo. Indudablemente, la influencia de la cristianización de Europa tuvo su influencia en estas celebraciones, no es casual que la temporada de carnaval este delimitada por el miércoles de cenizas, día que da comienzo a la Cuaresma y la época de ayuno antes de la Pascua. De cierta forma, el carnaval es entonces la última indulgencia, la última permisividad antes de una época de profundo recogimiento y reflexión que dará pasó al momento más sagrado del año dentro de la tradición cristiana.
Y si la carne, los excesos y la fiesta se van a tomar un descanso, pues es mejor irse a lo grande, lo cual nos lleva a la fiesta central del carnaval, el Martes de Carnaval, Martes Gordo o Mardi Gras.
Hay muchos carnavales famosos, todos ellos una oportunidad de vivir una experiencia única por si mismos, pero si miramos hacia el norte del continente, sin duda el carnaval más famoso es el de Nueva Orleans. De hecho, decir Mardi Gras es prácticamente un sinónimo de la celebración de esta ciudad.
El origen de la celebración en la región data del arribo de la colonización francesa en el siglo XVII, quienes trajeron sus costumbres ligadas al calendario cristiano consigo, el martes gordo entre ellas. Desde temprano en la historia de Louisiana, el carnaval formaría parte de su idiosincrasia, al punto de convertirse en una celebración oficial del Estado a partir del año 1875.
La celebración de Carnaval en Nueva Orleans da inicio el 6 de enero, tras la fiesta de la Epifanía y dura hasta el martes previo al miércoles de cenizas que varía según el calendario litúrgico de cada año (Martes 13 de febrero en 2018). Tradicionalmente, la fiesta es organizada por cofradías o “krewes”, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX, las cuales elaboran disfraces, carrozas y compran los collares de cuentas que se lanzan al público durante las celebraciones.
Durante más de un mes y casi a diario se pueden ver desfiles en esta colorida ciudad, los cuales a medida que se acerca el martes de carnaval se hacen más grandes y extravagantes, culminando con la confluencia de los distintos desfiles de las cofradías desde distintos puntos de la ciudad hasta el legendario Distrito Francés de Nueva Orleans, conformando una gigantesca procesión de colores, disfraces, música y muchos collares de cuentas. Es un día donde las reglas desaparecen para dar paso a la diversión. Música en cada rincón, máscaras en cada rostro, disfraces en cada esquina y una celebración de tal magnitud que la ciudad prácticamente duplica su población.
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